Neoliberalismo y Necesidad de un nuevo modelo
de desarrollo en Mexico
L. en E. Martín Rodríguez Peñaloza
Investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población
INTRODUCCION
El presente artículo tiene como finalidad mostrar algunos de los efectos del modelo
neoliberal implantado en México a principios de la década pasada y la necesidad de crear
un modelo alternativo de desarrollo, que se ajuste a las condiciones actuales, y que
pudiese coadyuvar a superar la crisis actual, redundando en un mejoramiento de las
condiciones de vida y niveles de bienestar de la población, que se manifieste en los
rubros de educación, vivienda, salud, alimentación y equipamiento básico -agua,
alcantarillado y energía eléctrica, principalmente-.
Las experiencias dejadas por el Estado benefactor y el neoliberalismo, éste en lo que
va de su implementación, han ocasionado desequilibrios no únicamente económicos, sino
también sociales, lo que se observa en la vertiginosa caída en los niveles de bienestar
de la población, principalmente en los últimos dos años.
Resultado de lo anterior, ha sido la incapacidad de respuesta ante la crisis, tanto del
Estado como del Mercado. De aquí la necesidad de buscar nuevas formas de organización,
donde se involucren no únicamente a los actores representantes del sector público y
privado, sino también de la sociedad civil, en la elaboración, implementación y
evaluación de las políticas tales como la económica y la social, a través de un
enfoque de políticas públicas. Donde se conjuguen las intervenciones, reguladas y/o
acotadas, del Mercado y el Estado, así como de la sociedad, respetando los espacios de
intervención, en aras de dar eficiencia al sistema productivo y político, y eficacia en
las formas de distribución que induzcan a una redistribución del ingreso, elevando así
los niveles de bienestar, e ir disminuyendo los niveles de pobreza, que se han alcanzado
en México, sobre todo a partir de la adopción y adaptación del modelo llamado
neoliberal.
La forma en que está estructurado el presente material es la siguiente: iniciamos con
el neoliberalismo y costo social, donde se habla de algunas generalidades del modelo
neoliberal y algunos de los principales efectos sociales de éste; continuamos con la
necesidad de un modelo alternativo de desarrollo, aquí se mencionan algunos aspectos a
considerar para la conformación de un nuevo modelo, y; finalmente en conclusiones, se
incorporan algunas reflexiones en torno a las características económicas, políticas y
sociales, a considerar en la configuración del nuevo modelo para el desarrollo en
México.
1. NEOLIBERALISMO Y COSTO SOCIAL
Ante la crisis económica, política, social y cultural, en la que actualmente estamos
insertos, se presenta otra crisis, no menos importante, que es la inexistencia de un
modelo teórico o paradigma que trate objetivamente de responder a las exigencias
planteadas por los problemas que padecemos hoy en día, tales como pobreza, pobreza
extrema, desempleo, subempleo, baja productividad, centralismo, concentración,
"soberanía", democracia, endeudamiento público, falta de crecimiento y
desarrollo, principalmente.
La crisis teórica se refleja en el resurgimiento del liberalismo y neoclasicismo,
ahora llamado neoliberalismo. "El neoliberalismo económico, en general, tiene las
siguientes características:
a) una cada vez menor intervención del Estado en la economía, cuya contraparte es el
creciente papel de los "mecanismos de mercado" en la asignación de los recursos
productivos y en la orientación y dinámica del sector económico;
b) la transferencia de propiedades de todo tipo del sector público al privado;
c) apertura de la economía al comercio y al flujo de capitales al exterior;
d) se otorga una alta prioridad a los equilibrios macroeconómicos, tales como el fiscal,
los precios y el sector externo, siendo este esencial para la preservación de un tipo de
cambio alto (moneda nacional sobrevaluada);
e) programas específicos orientados a mitigar la pobreza". (Ornelas, 1995:12)
La doctrina liberal, hoy más que nunca, está presente en dos de los ámbitos
teóricos más importantes: El económico y el político, con sus obvias implicaciones
sociales.
En la teoría económica, el liberalismo -neoliberalismo- es partidario de la economía
de Mercado. En el caso de México, Rodríguez Araujo (1991) diría que el imperativo de la
modernización bajo el modelo neoliberal, se caracteriza por la organización del país
para producción de riqueza y bienestar, distribuirla equitativamente, respetando la
iniciativa
comunitaria y la superación personal, lo anterior lo resume en: Producción de riqueza,
darwinismo social e individualización de las relaciones sociales de producción. Octavio
Paz, dijera "En una palabra: Modernización de nuestra economía es inseparable de la
reforma política, social y cultural. Todo ello puede resumirse en una palabra
democracia". (citado por Villarreal, 1988: 345).
Respecto de la teoría política, Rodríguez Araujo (1991) dice que el liberalismo
(neoliberalismo) es partidario del Estado que gobierne lo menos posible -reducción del
Estado al mínimo-: En México, existe la necesidad de aumentar el peso del ciudadano y el
de las organizaciones sociales en la formación y en la conducción del Estado, menor
intervención de éste, abandono de la tradicional política social y de subsidios, y
utilización discrecional de recursos estatales para resolver las contradicciones sociales
provocadas por la acumulación capitalista.
Actualmente el liberalismo económico o neoliberalismo, es el que en la arena
económico-política, se ha levantado con la "victoria" (ante la caída del
bloque oriental, de corte socialista), pero ante la falta de opciones que le compitan,
éste también está en crisis, por su incapacidad mostrada, no únicamente de ahora, para
atender los nuevos retos planteados por la crisis económica, política y social.
Norberto Bobbio dice que "...el pensamiento liberal tiene dos caras: Una es la
reivindicación de las ventajas de la economía de mercado contra el Estado
intervencionista, por otra es la reivindicación de los derechos humanos contra toda forma
nueva de
despotismo". (Bobbio 1986; 91). Esto es, capitalismo sí, todo lo que
"huela" a socialismo no.
No obstante los fracasos del Estado capitalista, encubierto como Estado benefactor, y
el Estado socialista, que pregonaba la justicia social, destruyeron la libertad, la
capacidad de desarrollo individual, como un niño que desde su nacimiento hasta su muerte,
es conducido por la mano de un padre, que todo le resolvía, mejor dicho, trataba de
resolverle, sin haberlo conseguido. Ambos Estados obedecían a contextos y objetivos
sociales diferentes, uno a una economía de mercado y su afán de ganancia, y otro una
economía centralizada y su pretendido "beneficio social".
Ahora bien, si la teoría que prevalece actualmente es el neoliberalismo, bajo la forma
de un "capitalismo de mercado, moderno, salvaje", es conveniente explicar los
cambios que se han dado en la relación y/o participación del moderno mercado y el
Estado, y sus efectos sociales.
Hoy el neoliberalismo no ha hecho reaccionar a la economía mexicana. Los procesos
llevados a cabo principalmente a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, y que
continúan a la fecha, como son: La liberalización de la economía, la apertura al
comercio internacional, la desregulación económica, disminución del Estado en las
actividades económicas, reducción de la inversión pública, implementación de
políticas de topes salariales, etcétera, son una muestra representativa que caracteriza
al Estado neoliberal en nuestro país.
A poco más de 14 años de la imposición del modelo y de la política neoliberal, sus
efectos quedan de manifiesto sobre la sociedad. José Luis Calva (1995: 33) dice que
"los problemas neoliberales de ajuste económico y estabilidad fanáticamente
aplicados en México durante 12 años, produjeron una deuda social superior a la
externa".
En síntesis, el incremento de salarios por debajo de los niveles de inflación y la
incapacidad del modelo económico para la creación de oferta de empleos, para satisfacer
la demanda de la fuerza laboral, tanto la desempleada, como la que se incorpora
continuamente, propiciaron una mayor concentración del ingreso; lo que ocasionó, por una
parte, crecientes niveles de marginación y pobreza, y por otro, mayor concentración de
riqueza en algunos estratos sociales.
Algunas cifras estadísticas que son ilustrativas de esto último quedan de manifiesto
en lo siguiente:
"En México, a finales de 1993, -y nada hace suponer que las cosas sean en este
momento distintas y, más bien, podrían haberse agudizado-, existían 13.6 millones de
personas viviendo en condiciones de extrema pobreza. Los 13.6 millones de mexicanos,
antes mencionados, representan el 16.2 por ciento de los 84 millones de habitantes del
país; además, había otros 23.6 millones de personas (28.1 por ciento de la población
total), que medianamente satisfacen sus necesidades de alimentación y algunas otras
elementales, esto es, simple y llanamente viven en la pobreza..., más del 40 por ciento
de los habitantes..., se debaten entre la pobreza y la pobreza extrema". (Ornelas,
1995: 5-6).
Altimir Oscar, secretario ejecutivo adjunto de la CEPAL, dice que "Los bajos
niveles de crecimiento en México y la crisis de 1994 provocaron que de 40 a 80 millones
de habitantes se ubicarán bajo la línea de pobreza, sin perspectivas de superar esa
situación en el corto plazo, de acuerdo con expertos de la CEPAL". (La Jornada,
19/04/96).
En el otro extremo, el año pasado la revista Forbes publicó la relación de los...
más ricos del mundo, aquellos cuya fortuna personal excede los mil millones de dólares:
Eran 358... entre...(estos)... se encontraban 24 mexicanos, cuya fortuna conjunta
ascendía a 44 mil 100 millones de dólares cantidad que al momento de publicarse la lista
(julio de 1994) duplicaba las reservas de divisas del país y era equiparable al 14 por
ciento del PIB estimado... en 1994". (Ornelas, 1995:6).
Por otra parte, en materia de vivienda, Francisco Alba y Gustavo Cabrera (1994: 238)
dicen que en "la calidad de servicios de salud y, en general, en el resto de las
necesidades básicas, con déficit históricos importantes..., la década de los ochentas,
contribuyó (significativamente)... a dicho déficit... El Banco Mundial (BM) en su
informe anual sobre la miseria... (dijo que)... "las erogaciones sociales en México
disminuyeron: la educación pasó de 16.4 a 7.4 por ciento la salud de 4.5 a 1.1 por
ciento del total del gasto gubernamental"; en contraste, el gasto militar y policiaco
se mantuvo, y el pago de la deuda externa ascendió a 69.3 por ciento del gasto público
en 1988. Sin duda alguna, la política del gasto público es una de las facetas más
lamentables de los años ochentas".
Así tenemos que la incapacidad de la estructura económica para absorber la fuerza de
trabajo que se va incorporando al mercado (PEA), y el desempleo acumulado, da por
resultado altos niveles de desempleo y subempleo. "Se sabe que en abril de este año
(1995), de los 36 millones 750 mil personas que constituían la PEA del país, 21 millones
500 personas (58.5 por ciento del total) se encontraban ocupadas en las actividades
informales, en tanto que apenas 15 millones 250 trabajadores (41.5 por ciento de la PEA)
se empleaban en el sector formal". (Gutiérrez, 1995: 3A).
La caída en el empleo estable y remunerado y en el gasto social, son dos de las
causales más relevantes en la caída del bienestar social; ya que principalmente a
través de éstos se da la distribución y redistribución del ingreso.
Lo anterior evidencia que el modelo neoliberal, es un modelo que desaprovecha el
potencial productivo que conforma la población ofertante de mano de obra y, que no
demanda la economía formal; ante tal hecho, dicha población tiene como último recurso,
incorporarse a la llamada economía informal. De aquí que el futuro ocupacional de la
población sea bastante incierto.
Según cifras proyectadas presentadas por Campem/Oxford Economic Forecasting (Muñoz
Ríos, 1994: 40), para el periodo 1994-1995, la PEA aumentó 3.5 por ciento y el empleo
total 3.5 por ciento; también menciona una disminución en 3.3 y 3.1 por ciento en el
empleo formal e informal, respectivamente.De lo expuesto anteriormente, se concluye que:
"El actual proyecto económico del país difícilmente cristalizará con una
población depauperada. Mayor competitividad y productividad suponen mejores condiciones
de vida; mayor educación implica fuerza de trabajo más capacitada, así como una
adecuada alimentación es indispensable en el desarrollo de aptitudes físicas para el
trabajo; distribuir las posibilidades de consumo significaría ampliación del mercado
interno, etcétera. Parecería ser que, dados los grandes niveles de concentración de la
riqueza que prevalecen en México, el argumento de que es necesario crecer para después
distribuir no es en absoluto cierto. Debería insistirse en una voluntad política capaz
de propiciar los mecanismos de distribución que en México no existen, y cuya ausencia
puede ser la causa principal de la abismal desigualdad... (y)... de la paralización del
aparato económico". (Alba y Cabrera, 1995: 246).
NECESIDAD DE UN MODELO ALTERNATIVO DE DESARROLLO
Y después del neoliberalismo ¿qué?
Kostas Vergopoulos, dice "Hoy frente a la crisis, el neoliberalismo juega la carta
de la recesión y la austeridad. Su objetivo, ya no es tanto el crecimiento del producto
interno bruto (PIB), sino el de las ganancias en una producción que se estanca. En
realidad se trata de una operación conservadora por excelencia. Ya no se apunta a la
creación de nuevas riquezas, sino a la redistribución de las riquezas ya existentes. La
preocupación exclusivamente monetaria, corresponde a las exigencias de esta nueva
lógica: Sacrificar la economía para salvar la moneda". (Villarreal, 1983: 41).
Pero, ¿realmente la crisis hoy vivida se debe a las deficiencias del mercado y del
Estado-gobierno? Podemos decir que "...el fracaso del mercado no es necesariamente un
argumento para la intervención del gobierno. Es necesario decir que en la actualidad hay
también fracasos del gobierno. Así, de igual manera, un fracaso del gobierno es
necesariamente un argumento a favor del mercado. Sólo la experiencia en la práctica
pueden demostrar cuándo y dónde es menos nociva la intervención. El reto consiste en
diseñar instituciones que combinen recursos de la iniciativa privada con objetivos
sociales y con la responsabilidad pública". (Streeten, 1993: 1259).
Debemos tener presente que tanto el mercado como el gobierno, no precisamente
fracasaron, más bien, sus éxitos fueron los que condujeron a la actual crisis, es decir,
el funcionamiento del mercado está sustentado en la optimización individual, generadora
de una distribución muy desigual de la riqueza. Entre más éxito tiene el mercado, por
su lógica concentradora y centralizadora, en general, más se incrementa la desigualdad y
mucho más gente se incorpora a la pobreza y pobreza extrema.
De igual manera, quizá, no es el fracaso de gobierno, sino su éxito en la
persecusión y alcance de los objetivos personales de la familia política,
principalmente, lo que ocasionó los resultados que hoy viven los ciudadanos. De aquí que
sea necesario un cambio estructural, una redistribución de la riqueza y mayores
oportunidades de participar en el ámbito político, en otras palabras, la existencia real
de tener oportunidades en lo económico, político y social.
Ante tal situación, ¿cuál es la alternativa para superar la crisis dentro de un
contexto capitalista como el que tiene México?
Si bien es cierto que el siguiente comentario cae fuera del contexto de la crisis
mexicana, no es menos cierto que tiene su importancia ante la falta de alternativas
teóricas que hoy vivimos, e invita a la reflexión cuando nos preguntamos ¿y ahora por
dónde? ¿hacia dónde? ¿qué debemos hacer?..., dicho comentario es el siguiente: La
caída del "socialismo real", provocó el desprestigio temporal de una propuesta
socialista sustentada en el marxismo, y aunque poco a poco los duros hechos de la vida
económica y social llevan otra vez a los países del antiguo Bloque del Este, a darle su
voto a los ex comunistas y socialistas (hecho tales como la derrota de L. Walesa en las
elecciones en Polonia, o la recuperación de los comunistas, en las pasadas elecciones en
Rusia), en busca de un bienestar social que se les negó, obviamente que falta mucho para
que exista una opción económica política y social, de corte, digamos socialista (quizá
con otro nombre), que sea aceptado por los grandes sectores de la sociedad, sin embargo la
tendencia señalada por la historia es volver los ojos a las teorías socialistas y
humanistas.
Pero y mientras ¿qué hacer? ¿cuál es la opción?
Reconozco, como lo expuso John Bryson, de la Universidad de Minnessota, hace algunos
años, que: "...en el pasado, dejamos trabajar los mercados hasta que fallaron;
entonces respondimos con burocracias públicas. Estamos luchando para encontrar un nuevo
camino, en algún lugar entre los mercados y la burocracia pública. Hasta ahora no hay
ninguna teoría que lo guíe. La gente no tiene una idea clara del por qué las prácticas
del pasado no funcionan, ni tampoco lo que debe ser un nuevo modelo... no hay un marco de
trabajo teórico que la gente pueda usar para integrar sus experiencias". (Angeles,
1994: 21). Estamos viviendo una fuerte crisis de ideas.
Por otra parte René Villareal (1983: 17) dice que "la solución no está en
regresar al Estado-Policía o vigilante del libre comercio ni en un Estado más grande,
sino en un nuevo Estado, cada vez más democrático en lo político y más racional en lo
económico. El Estado en sus funciones de rector, planificador, inversionista...,
regulador, promotor, banquero..., debe ser
más eficiente y actuar paralelamente con mayor justicia, representatividad y
democracia..."
Así también, Fausto Alzatti (citado por González Tiburcio, 1991: 63), menciona que
"El Estado debe jugar un papel protagónico en este cambio histórico. México...,
continúa siendo el Estado que puede orientar la configuración de una nueva economía,
capaz de competir con ventaja en el contexto internacional, a partir de un importante
tejido productivo interno. En esta perspectiva, tan falaz puede resultar una equidad
social que no se fundamente en la productividad, como ofrecer incrementos de productividad
que no se sustenten en un incremento y mejor nivel de vida de la población. Combinar en
forma
virtuosa la competitividad externa con el bienestar de la población como parte de un
proceso dinámico, pasa por una importante articulación y especialización de las
estructuras productivas internas y fortalecimiento del mercado doméstico".
Si bien es cierto que el Estado seguirá jugando un papel importante en el futuro, no
todo lo puede, ni lo debe hacer éste. Cada vez, un mayor número de actores deberán
participar y tomar acuerdos en materia de política de bienestar social; es decir, deberá
de darse en un contexto que lleve a fundamentarla a través de la construcción de una
política pública, es decir, socialmente construida, donde el Estado deberá jugar un rol
de regulador -de la producción privada y de las ganancias, de la calidad y los precios,
etcétera- y coordinador, pero por ningún motivo deberá convertirse su accionar en una
actividad monopolítica, -Estado omnipresente, hipertrófico, poco eficaz y poco
eficiente, etcétera.
Bajo la perspectiva de la relación capital-trabajo, ésta se deberá de dar bajo
nuevas formas de relación compartida entre el sector público, privado y laboral, en
palabras de Hernández Juárez (1990) "No basta la voluntad de los sindicatos para no
confrontar, hace falta la voluntad del gobierno y de las empresas, así como una nueva
cultural laboral en los trabajadores, en los administradores, privados o públicos, y en
los dueños del capital. Cultura nueva que tendrá que entrelazarse en un nuevo pacto
social y político, sustentado en relaciones y estructuras democráticas y con múltiples
expresiones: Acuerdos sobre capacitación, empleo, calidad y productividad, mejoramiento
de las condiciones de vida y de trabajo, introducción de nuevas tecnologías, todo
ello,... supone también una actitud no subordinada sino creativa y participativa que, en
mi opinión, puede dar a la clase... (trabajadora, una mayor participación en lo)...
político y social, respecto de etapas y contextos anteriores en los que pretendía
destruir más que transformar el Estado y los sistemas económicos y políticos".
Lo citado anteriormente, dista mucho de ser una posición de simplismo neoliberal o
estatista, ya que no señala que la provisión estatal de servicios sociales siempre es
mala, y que la privada está llena de virtudes; ni tampoco se está cayendo en el extremo
opuesto, en el sentido de que las actividades del Estado deben estar siempre presentes.
"Si una política pública ha de ser pragmática tiene que aceptar los casos en
que podrían funcionar de mejor manera las alternativas no estatales y de igual forma,
defender aquellas modalidades de prestación estatal de servicios que puedan corregir las
fallas endémicas de los mercados. Sobre todo debe reconocerse...,que los mercados no son
creaciones naturales sino humanas: Siempre han sido legal y políticamente estructurados.
Por tanto, la alternativa no se da entre lo estatal y lo privado, más bien, hay que
determinar cuáles de las múltiples estructuras mixtas (públicas)... funcionan mejor, y
ese mejor, no se puede limitar a la eficacia, pues cualquier evaluación razonable de
necesidades alternativas, debe tener en cuenta consideraciones de justicia, seguridad y
ciudadanía". (González, 1991: 104).
CONCLUSIONES
Así, tenemos que la situación de crisis que vive el país, por lo menos las
evidencias, dicen que a través de las fuerzas del mercado, difícilmente se superarán
los problemas en lo económico, político y social. Esto queda mostrado en aproximadamente
14 años de neoliberalismo vivido en nuestro México, con un balance muy desfavorable en
los niveles desarrollo social, ya que los niveles de bienestar han caído en los últimos
seis años, lo ganado en los anteriores cuarenta años, esto se observa en los niveles de
pobreza y pobreza extrema alcanzados actualmente.
Las políticas intervencionistas del Estado, hasta inicios de la década pasada, a
pesar de no haber sido ese su propósito, generaron y agudizaron la crisis, al incrementar
de manera extraordinaria su gasto público, lo que llevó a una situación insostenible
-Estado proteccionista-, generador de ineficiencia, en eficacia e improductividad en el
sector público y privado. Lo que ocasionó graves problemas, tales como: En lo económico
concentración, endeudamiento público externo e interno, inflación, recesión, desempleo
y subempleo; en lo político centralización y falta de democracia y soberanía, y; en lo
social marginación, pobreza y pobreza extrema. Lo que a su vez provocó el debilitamiento
de las estructuras económica, política y social. Lo anterior demuestra que es falsa la
disyuntiva, que en muchas de las ocasiones se plantea, o todo al mercado o todo al Estado.
Así pues, el mercado y el Estado, han demostrado su incapacidad para resolver los
problemas y mantener un crecimiento y un desarrollo sostenible. De aquí, que hoy, más
que nunca, se tenga que reflexionar sobre el modelo a seguirse, un modelo encaminado a
lograr una adecuada relación entre el Mercado y la intervención del Estado, en donde
intervengan los actores, representantes del sector económico (empresarial y laboral),
político y social, en la discusión y concertación de la política económica y social,
que redunde en un mejoramiento de las condiciones de vida de la población, es decir, en
elevar los niveles de bienestar, de tal manera que desaparezcan los altos niveles y
pobreza existentes en México.
Entonces el futuro modelo -al menos en las condiciones actuales- deberá estar
sustentado por la participación del Mercado y el Estado, y la necesaria incorporación
activa por parte de la sociedad civil, pero de manera acotada y/o regulada, respetando
espacios para sí, espacios donde su intervención sea más conveniente para la
reactivación económica y un desarrollo social que garantice una distribución y
redistribución menos desigual entre la población.
Así tenemos que en la construcción del nuevo modelo de desarrollo, se debe considerar
al "Estado y Mercado... (como)...nociones complementarias, ligadas al desarrollo de
las economías modernas y no dos nociones opuestas como pretende el neoliberalismo... (y)
... donde el desarrollo debe estar fundado en condiciones de ...(menor inequidad)...
social..., no hay modernización posible fincada en una sociedad injusta. Requiere
también niveles de bienestar mínimos; exige niveles educativos y culturales básicos,
demanda esparcimiento y recreación necesarios para una vida sana. (Villarreal, 1988:348 y
351).
Lo anterior nos lleva a una dinámica de análisis que nos compromete más con nuestra
capacidad creativa, que permita explorar y construir nuevas alternativas para enfrentar la
crisis que hoy padecemos. Para ello, deberá crearse un ambiente que garantice una
participación democrática, donde la sociedad conjuntamente con el Estado y el mercado
deberá de jugar un papel protagónico fundamental en la formulación implementación y
evaluación de las políticas económicas y sociales. Lo que implica, necesariamente, una
descentralización política y una desconcentración económica reales.