Milagros del neoliberalismo
Como ser ricos y vivir en la pobreza
Este año, y convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación, se va a realizar una Cumbre Mundial que reunirá a los Jefes de Estado
y de Gobierno del 13 al 17 de noviembre, pero también a un conjunto de Organizaciones
NoGubernamentales. La misma ha sido convocada a efectos de diseñar las políticas que en
este fin de siglo y en los primeros tramos del próximo, deberán llevarse adelante para
poder combatir un flagelo que azota a la humanidad y que, como veremos más adelante,
tiene mucho que ver conlo que ocurre en materia social en América Latina y en nuestro
propio país.
El Parlamento Latinoamericano entendió que con motivo de la celebración de esta
Cumbre, y al participar como órgano representativo de los Parlamentos de los países de
América Latina y el Caribe, tenía la obligación de trasladar el aporte de su visión de
una problemática que constituye, sin lugar a dudas, el eje a partir del cual podrían
resolverse grna parte de los conflictos que afectan a la humanidad en las postrimerías
del siglo XX. En efecto, el subdesarrollo económico, las desigualdades sociales, la
marginación de la educación y del acceso a los avances científicos y técnicos están
en la base de los graves conflictos que viven internamente muchas naciones, y también
constituyen el punto de arranque de enfrentamientos bélicos entre naciones y pueblos.
La paz interna e internacional, las libertades públicas, la democracia y el orden
jurídico internacional están estrechamente vinculados a la resolución justa del
crecimiento sostenido de las economías, el intercambio comercial basado en el trato leal,
la difusión del conocimiento científico y tecnológico y la adopción de normas que
regulen la explotación de los recursos naturales para protegerlos y reproducirlos. El
desarrollo desigual entre las naciones, la superexplotación de las riquezas naturales,
así como la concentración del conocimiento y de la riqueza, no sólo conducen al hambre
crónica y a la marginación social sino que, además, atentan contra la protección del
medio ambiente, degradándolo y dejando como herencia para las generaciones futuras una
tierra depredada.
Tiempo de actuar
La paz y el bienestar de quienes hoy y dentro de pocos años habitarán el planeta,
depende de acciones que deben emprenderse ya. Ignorar la gravedad de la situación actual
y demorar la articulación de políticas que den comienzo a su resolución, sólo
contribuirá a tornar incontrolable el mundo del futuro, con la multiplicación de la
pobreza en grandes áreas geográficas acentuando la división existente hoy entre un
reducido grupo de países opulentos y una periferia de naciones que ven extenderse la
martinación social y que cada vez cuentan menos en la producción y en el comercio
mundial.
El 2 de julio, las Comisiones de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Cámara de
Representantes y del Senado se reunieron para recibir al Director General de la FAO, el
doctor Jacques Diuf, quien realizó una exposición que quiero citar brevemente, por la
autoridad que tiene esta personalidad mundial.
Decía el doctor Diuf en esta sesión: "hay 800:000.000 de personas que se van a
la cama sin comer; con una población de 5.700:000.000 de personas, el mundo está
cambiando. Hay un aumento de la población; para el año 2030 habrá 3.000:000.000 de
personas más. Hay una globalización de la economía y del sector agropecuario, con los
resultados de la Ronda que ha tomado el nombre de este país". En este caso, se
refería concretamente a la Ronda Uruguay.
Por otra parte, mencionaba algunos aspectos que me parece interesante dar a conocer al
Senado. Señalaba: "En la FAO hemos adoptado además algunos comentarios sobre la FAO
que creo interesantes. Por ejemplo, manifestaba que esta Organización tan importante de
las Naciones Unidas tiene como presupuesto el equivalente al gasto que insumen seis días
de alimentación de los perrros y gatos que se encuentran en los nueve países del mundo
desarrollado. Esto da una idea de lo que el mundo invierte en precaverse de este tipo de
flagelos.
A continuación de lo que cité hace un momento, agregaba: "estudiando el impacto
de la Ronda Uruguay y de los acuerdos de Marrakech sobre los productos y regiones del
mundo. Cabe aclarar que no solamente hemos estudiado el impacto global, sino que hemos
procurado analizar dicha incidencia tomando en cuenta cada región del mundo y cada grupo
regional.
Este año -por primera vez en casi veinte años- en el mercado mundial se vive una
situación de escasez. Las reservas de granos se ubican, aproximadamente, en el 12% del
nivel del consumo anual. Normalmente, el nivel mínimo debería situarse entre el 17% y el
18%. Esto se ha traducido en un aumento de los precios en el mercado mundial de casi 75%
en los países en desarrollo. A su vez, esto va a representar un aumento de costo de U$S
3.400:000.000. Además, en cuanto a las condiciones de utilización de los recursos
naturales, creemos que hay razones suficientes como para evaluar lo que estamos haciendo.
Existen, además, problemas de polución y de agua, ya que en muchas partes del mundo
hay sequía. La erosión ocasionada por el agua y el viento contribuyen a destruir los
suelos. Los productos forestales y los recursos pesqueros han sido sobreutilizados. Todo
esto se traduce en una baja disponibilidad per cápita de los recursos naturales. A ello
cabe agregar el aumento de la población, la destrucción y sobreutilización de estos
recursos.
No solamente tenemos el desafío de la distribución -a fin de asegurar que los
800:000.000 de personas tengan acceso a un derecho humano básico, como es la comida-,
sino también de un aumento de la población." Hasta aquí, lo que quería destacar
de la intervención del señor Director de la FAO en la Comisión de Ganadería,
Agricultura y Pesca.
El Parlamento Latinoamericano, señor Presidente, desea contribuir a esta reflexión
mundial de la Cumbre de la Alimentación aportando la visión que desde América Latina,
área emergente de desarrollo relativo, se tiene de estos problemas y de las bases que a
nuestro juicio puden servir para avanzar en el camino de asegurar un crecimiento
sustentable de la economía de nuestra región, la eliminación gradual del grave problema
de la pobreza y el asegurar condiciones propicias para la consolidación de las libertades
individuales y de la democracia política.
En 1990, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el 44% de la
población latinoamericana vivía con algún grado de desnutrición; más de 196:000.000
de latinoamericanos viven por debajo de los niveles de pobreza. La pobreza extrema, es
decir, la población con ingresos inferiores a la línea de indigencia, que son U$S 30
mensuales, creció en el decenio que va de 1980 a 1990, del 19% al 22%. Esa situación de
indigencia está afectando hoy en América Latina a 94:000.000. O sea que uno de cada
cinco latinoamericanos no dispone de ingresos suficientes para consumir una dieta que le
permita satisfacer sus necesidades nutricionales mínimas. En América Latina hay
140:000.000 de personas que no tienen acceso a los servicios de salud básicos y
130:000.000 que se ven impedidas del uso del agua potable.
No somos ajenos
La proporción de la población rural cuyos ingresos están por debajo de la línea de
pobreza es del 61% en América Latina y el Caribe. En este sentido, quiero señalar
-adelanto que tengo documentación en mi poder- que, por ejemplo, en Bolivia, siete de
cada diez personas vien por debajo del nivel de pobreza y que casi la mitad de los pobres
atraviesa situaciones de indigencia. Se nos podrá decir que éste es un problema de los
latinoamericanos y no de los uruguayos. He recibido -lo envió, a pedido nuestro, el
señor Director del Instituto Nacional de Estadística, economista Adrián Fernández- la
última publicación que ha procesado el Instituto Nacional de Estadística con respecto
al problema de la pobreza en el Uruguay. Entonces, entiendo que es importante que enel
Senado de alguna manera repercutan y se conozcan estos datos.
Este Instituto ha realizado una investigación sobre la población uruguaya tomando en
cuenta una canasta básica alimenticia y elaborando a partir de ella un índice para
establecer el nivel de pobreza.
En los hechos, prácticamente una cuarta parte de los 3:138.000 habitantes del Uruguay
están viviendo por debajo de los niveles de pobreza y, según las estadísticas, la cifra
alcanzaría a 736.740 personas.
Señor Presidente: la pobreza genera marginalidad y ésta alimenta la pobreza, es
decir, la reproduce y la amplía. Los pobres no participan en la vida económica, tampoco
en la social, ni en la política; están excluidos del mercado y su presencia política e
influencia social se mantienen en el plano formal, antes que en el real.
En el mes de agosto del año pasado, en función de la representación que ostento del
Parlamento uruguayo ante el Parlamento Latinoamericano, asistí a un seminario en San
Pablo, en el que uno de los disertantes era el señor Couriel, además de connotadas
figuras que trataron el tema de la pobreza y de la dependencia económica. Si no recuerdo
mal, un sociólogo boliviano demostraba con datos que en mundo de hoy los pobres ya son un
dato estadístico, pues se trata de un fenómeno que está ahí, que ni siquiera opera
como un factor dentro de la vida social, económica o política. Allí también estaba
presente una conocida socióloga brasileña que opinaba que ese expositor estaba
exagerando aunque, en realidad, creo que a causa del idioma no entendía la situación
dramática que estaba trasmitiendo esta personalidad de reconocimiento internacional. El
decía que la pobreza se constituye, así, en una barrera formidable para el desarrollo
económico y la consolidación democrática.
Sin respuestas
Por otro lado, en el trabajo que preparó el Parlamento Latinoamericano se dice que
para los países en vías de desarrollo es muy importante que se tenga en cuenta la
situación que vive este mundo globalizado de nuestros días, donde las políticas
prevalecientes han demostrado -si se quiere y siendo amplio en la apreciación- eficiencia
para controlar la inflación, pero no han llevado a la recuperación del desarrollo.
Específicamente, para América Latina, uno de los efectos más visibles de su incersión
en un mercado global ha sido el de la creación de mayor desocupación y,
consecuentemente, la agudización de la pobreza y de los problemas sociales.
En las economías de menor desarrollo relativo, los esfuerzos por acoplarse al
denominado nuevo orden internacional -que también se lo llama, quizá con mayor realismo,
"nuevo desorden internacional"- han supuesto la aplicación de una serie de
políticas de ajuste orientadas en gran parte a hacer "atractivas" dichas
economías para los grandes capitales financieros internacionales. Cabe mencionar que
dichas políticas, en general, han causado más miseria, desigualdad social y degradación
ambiental, contribuyendo así a al agudización de la crisis y no a su alivio. Estoy
citando partes del texto de un proyecto de resolución presentado a la Cumbre Mundial
sobre desarrollo social, relaicada en Copenhague en el mes de marzo de 1995. Dicho
documento fue preparado por la delegación de Filipinas y lo firmó el Grupo de los 77,
que actualmente reúne a más de 132 países en desarrollo. Esta preocupante situación ha
llevado, también, a que el entonces Presidente Mitterrand en la misma reunión expresara:
"no podemos permitir que el mundo se convierta en un mercado global en el que rigen
las leyes de la selva".
Por otro lado, el ex Presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, a quien no le
faltan credenciales para ser calificado como un experto analista financiero, aventuró una
opinión sobre hacia dónde nos lleva el nuevo orden internacional. Concretamente,
señaló que el sistema monetario internacional se parece hoy a un casino, así que
"apueste y espere a ver si la fortuna lo favorece o lo castiga". Esa parece ser
la consigna del nuevo mercado global. Según el ex funcionario europeo, la evaluación de
los mercados de divisas y la actividad bursátil no están ligados ni a la realidad
económica ni a la lucha contra el desequilibrio social. Creo que la situación de México
es una prueba contundente del acierto de este funcionario internacional de tanto renombre,
que ha desempeñado estas funciones durante mucho tiempo en la Comunidad Económica
Europea.
Por otro lado, los avances registrados en la Ronda Uruguay, de la actual Organización
Mundial del Comercio, que fueron significativos, no han sido, sin embargo, suficientes
para que en los mercados internacionales no subsistan hoy mecanismos proteccionistas
arancelarios o paraarancelarios que dificultan la colocación de los excedentes agrícolas
y pecuarios de nuestra región, pese a los grandes esfuerzos destinados a incrementar la
producción en los sectores más dinámicos y competitivos, prioritariamente orientados a
la exportación. Estos, al mismo tiempo, han creado un dualismo estructural en las
economías rurales y sus consecuencias negativas se han trasladado al conjunto de la
sociedad.
Un modelo de desarrollo...
Para erradicar la pobreza es preciso incrementar las acciones tendientes a aumentar la
productividad en los sectores de menores ingresos, fomentando la formulación y ejecución
de proyectos autogestionarios de las micro y pequeñas empresas rurales, apoyadas por
líneas de capacitación, créditos y fomento en general. Es preciso mejorar programas de
reforma agraria e incorporación de áreas improductivas a la economía en una política
de conservación ambiental y de generación de empleo que se enmarque dentro del concepto
del Desarrollo Sostenible, que FAO, en nombre de Naciones Unidas, define como aquel que es
"ambientalmente no degradante, técnicamente apropiado, económicamente viable y
socialmente aceptable".
En este plano, la educación tiene un rol indispensable y estratégico, tanto en lo que
refiere a los problemas alimentarios en particular como en el desarrollo global de la
sociedad o la integración latinoamericana, regional o subregional. Decenas de millones de
latinoamericanos no tienen acceso a la educación básica pero, de lo que se trata, es de
educar, que es algo más que alfabetizar. Para romper el muro de la pobreza y la
marginalidad e incorporar a nuestros sectores postergados a la producción, es preciso
realizar importantes inversiones en infraestructura: caminos, carreteras, comunicaciones,
tierra accesible, son indispensables para abordar el combate al subdesarrollo agrícola.
Elevar el nivel educativo es parte de una estrategia central del combate a la
margianalidad y la pobreza. Las políticas crediticias accesibles deben acompañar a
aquellas inversiones estratégicas; pero en ambas será preciso el rol gubernamental
protagónico para orientar al sector privado y asumir, dinámicamente lo que le es
adjudicado por todos en los planes de arranque en el desarrollo.
En este plano, las inversiones básicas en infraestructura necesitan de gobiernos que
no sólo orienten al sector privado, sino que asuman aquellas inversiones de largo plazo,
rentables sólo socialmente y que el sector privado no puede cumplir.
...y sus frenos
A nivel de América Latina, nuestros parlamentarios, recogiendo datos de esta realidad,
sostienen que un obstáculo muy importante, si no decisivo, para que nuestros gobiernos
lleven adelante las políticas antes mencionadas, estriba en la "nueva
actualidad" que está tomando la cuestión de la deuda externa. Entre 1982 y 1996,
para los países de América Latina, el pago de los intereses y del principal de dicha
deuda, implicó la transferencia a los países "centro" de una cifra superior a
los U$S 200.000:000.000. este inmenso esfuerzo, al decir de Franco Montoro, pone en tela
de juicio, inclusive, la moralidad de este endeudamiento, y no ha significado, sin
embargo, una resolución del problema. Las políticas de ajuste necesarias para poder
pagar han traído como consecuencia menores inversiones públicas en vivienda, salud y
educación.
Si muchas veces la recesión, el desempleo y los bajos salarios han sido el precio de
la estabilidad inflacionaria y de la disposición de recursos para el pago a los
acreedores, todo ese esfuerzo no ha dado resultados en cuanto a disminuir el peso de la
deuda externa sobre la economía y la vida de nuestros pueblos. De este modo, la deuda
externa de la región creció de U$S 360.000:000.000 a mediados de la década del ochenta
a más de U$S 450.000:000.000 a inicios de la década del noventa, llegando a más de U$S
500.000:000.000 en 1994. En la actualidad, según los últimos datos de CEPAL publicados
en el periódico "Estado de San Pablo", la deuda global de América Latina y el
Caribe asciende a U$S 582.000:000.000, lo que representa un porcentaje elevadísimo,
superior al 44% del Producto Nacional Bruto de esta región y más del 30% del valor de
las exportaciones totales.
Pagar para deber más
Tenemos que preocuparnos por la situación en América Latina, pero también debemos
observar lo que sucede en nuestro país. En el año 1985, en el Senado examinamos una
deuda externa que ascendía a U$S 4.800:000.000 y el drama que esto significaba para
nuestro país en materia de pagos de vencimientos de intereses y del principal. Entre 1985
y 1995, Uruguay pagó aproximadamente U$S 4.500:000.000, o sea, casi lo que debía en
1985, pero lo más importante es que hoy debe U$S 10.000:000.000. Esto significa que la
deuda se ha duplicado, a pesar de que en diez años amortizamos, prácticamente en su
totalidad, la que existía en 1985.
Naturalmente, esto es un freno formidable para el desarrollo económico y, sobre todo,
para el desarrollo social, porque el esfuerzo que se ha hecho lo ha pagado el país,
principalmente en materia social y, además, en estancamiento y recesión económica, así
como en desocupación. Creo que hay casos exultantes en este sentido, entre los cuales
nuestro vecino, Argentina, es un ejemplo muy significativo, al igual que nosotros.
Nuestros parlamentarios de América Latina estiman que es preciso llegar a soluciones
de fondo, que contemplen la moratoria del endeudamiento como medida central que pueda
conducir a la inversión sostenida para el desarrollo y para el cumplimiento del rol
básico por parte de los Estados, a fin de brindar condiciones para que el sector privado
cumpla con el papel dinamizador que le corresponde en la inversión productiva y se creen
fuentes de empleo en un marco que revele una mayor justicia social.
Cuando en el Parlamento Latinoamericano se discutió este tema, no fuimos partidarios
de plantear un objetivo de esta naturaleza, porque ya hemos observado el grado de
invialbilidad que tiene en el mundo contemporáneo. Sin embargo, aún contra nuestra
propuesta escéptica, la mayoría de los parlamentarios de América Latina votó esta
disposición.
A nuestro juicio, para superar las causas generadoras de la pobreza, cada Nación y
región deben encontrar, en el marco de sociedades plurales y democráticas, los caminos
políticos que les conduzcan a la construcción de sociedades más justas. Es necesario,
sin embargo, subrayar que, más allá de las opciones nacionales, globalmente es posible
establecer que será preciso, como acción prioritaria y de gran alcance, una revisión
profunda de los modelos de desarrollo.
La pobreza en la riqueza
El problema alimentario no es sólo una cuestión de producción y productividad; es un
fenómeno integral que compromete, además de lo económico, lo social, lo cultural y lo
político. El crecimiento económico es una condición necesaria pero no sufiente para la
superación de la pobreza. Condición necesaria, porque para satisfacer las necesidades de
la gente se requieren más bienes; ningún país ha logrado superar o disminuir la pobreza
sin crecimiento económico. Condición insuficiente, porque el crecimiento no asegura que
los beneficios lleguen espontánea y automáticamente a los sectores más postergados.
Para ello son indispensables las políticas sociales, es decir, acciones conscientes y
deliberadas de la sociedad, a través de sus órganos directivos, que permitan a esos
sectores acceder a las ventajas del crecimiento económico.
En la base de la resolución de los problemas de la pobreza y la alimentación, se
ubican cuestiones centrales que dicen relación, en principio, con el acceso igualitario
de todos los seres humanos a las condiciones elementales para desarrollarse dignamente.
Será preciso, entonces, además de combarir focalizadamente los grandes bolsones de
pobreza con políticas sociales y económicas puntuales, articular otras que impidan su
nuevo surgimiento.
El acceso a la educación, a la vivienda adecuada, a la atención de la salud, dependen
del empleo estable y dignamente remunerado. Y éste de la articulación de políticas que
en el plano económico posibiliten el acceso a la tierra, al crédito reembolsable con el
esfuerzo sostenido pero posible. Asimismo, sin posibilidad de obtener el manejo de los
modernos conocimientos científicos y técnicos por las grandes mayorías de la
población, no será posible vencer el subdesarrollo, las desigualdades sociales
abrumadoras, lograr el crecimiento sostenido de los factores productivos y proteger los
recursos naturales.
En un mundo globalizado donde predominan los grandes espacios económicos organizados,
para América Latina será imprescindible dar pasos decisivos en la integración
económica. Nuestro continente es poseedor de todos los climas y de riquezas naturales de
enorme magnitud. La región vive, sin embargo, la afrenta de tener casi la mitad de su
población viviendo por debajo de niveles de pobreza. Esto constituye no sólo una
vergüenza social, sino también una amenaza para la estabilidad política y la
consolidación de la democracia y las libertades.
En este plano, la agenda inmediata de los países latinoamericanos tiene como puntos
básicos establecer normas que, en lo atinente al comercio regional, garanticen -esto lo
conversamos con el Ministerio de Relaciones Exteriores- que los países latinoamericanos
importadores netos de alimentos se abastezcan prioritariamente con alimentos y productos
agrícolas provenientes de la región y que, simultáneamente, los países productores de
alimentos de la región asuman el compromiso de instrumentar sistemas de precios estables
que aseguren la adquisición de productos agrícolas y alimenticios por los importadores
netos.
Nosotros vivimos el drama -y lo comentábamos con el señor Presidente de la FAO en la
reunión que tuvimos con él la semana pasada- de que producimos alimentos en volúmenes
tales que nos permitirían llegar a los mercados más exigentes, pero los mercados
centrales prácticamente se autoabastecen de esos alimentos. En cambio, los que necesitan
comprarlos no tienen recursos para hacerlo.
En la integración económica está una de las claves del crecimiento sostenido. Pero
también es preciso subrayar que la globalización o mundialización de la economía no
sólo debe operar con normas de aperturas de nuestras economías a la producción
industrial de los países "centro", o que faciliten la libre circulación del
capital financiero. Es preciso que desaparezcan las barreras arancelarias que en el primer
mundo protegen artificialmente producciones alimentarias no competitivas o cuotifican el
ingreso de nuestros productos.
Será necesario, más temprano que tarde, sustituir las siempre insuficientes
políticas de "ayuda" a los países "pobres" del continente, por
relaciones comerciales y financieras justas.
Disponemos de los recursos naturales y humanos suficientes para autosustentarnos en un
mundo reglado por relaciones de justicia. El tema de la deuda externa debe encontrar
soluciones urgentes que detengan la succión constante de recursos de la región, que no
hacen sino volver constante la dependencia y el subdesarrollo. Es necesario que todos
asuman que los compromisos deben cumplirse; también que no pueden imponerse condiciones
incumplibles desde el punto de vista financiero, que conducen a inmensos sacrificios de
los pueblos, a la inestabilidad social y política y, finalmente, a la reproducción
ampliada del endeudamiento y la dependencia financiera.
Señor Presidente: sé que estos temas no son muy interesantes desde el punto de vista
del quehacer político; sin embargo, a mi juicio constituyen renglones fundamentales que
debe examinar este Parlamento. Creo que hace quince días, a raíz de una resolución del
Poder Ejecutivo, se constituyó una Comisión Especial a los efectos de preparar la
documentación que llevaremos a esta Cumbre Mundial de la Alimentación. El Parlamento
Latinoamericano ha estado trabajando desde el mes de abril y, seguramente, la delegación
que concurrió a la reunión de la FAO que se realizó en Asunción, habrá tenido
oportunidad de exponer estos puntos de vista comunes con nosotros. Esta tarea fue
impulsada por el Presidente del Parlamento Latinoamericano, nuestro compatriota el señor
legislador Singer, en una actitud encomiable, procurando que los parlamentos tengan
presencia en esta Cumbre Mundial de la Alimentación que se va a celebrar en el mes de
noviembre en Roma.
En consecuencia, solicito que la versión taquigráfica de las palabras
que he pronunciado sea enviada a los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Economía y
Finanzas, así como a la CAF (Cooperativas Agrarias Federadas), a la Comisión Nacional de
Fomento Rural, a la Federación Rural del Uruguay, a la Asociación Rural del Uruguay y a
CUDECOOP (Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas).